31.7.07

La Magia en un Bombón

Chocolate, maravillosa experiencia organoléptica que despierta los sentidos y desnuda las pasiones. Así percibe las sensaciones en el paladar y el olfato, todo aquel que guste de este ingrediente tan peculiar que habita en nuestras tierras mucho antes de la llegada de Colón.

Hace unos días quedé impresionado de todo el arte que encierra un chocolate, al probar uno de los bombones del conocido chocolatero holandés Sander Koenen, que afortunadamente ahora vive, trabaja y crea sus delicadas obras en Venezuela para delicia de todos. El bombón que tuve la oportunidad de disfrutar era una mezcla untuosa de chocolate que amalgamaba jengibre y limón… hermoso capacillo de brillante chocolate amargo, encierra la cremosa combinación de elementos propios de un jardín oriental para brindarnos un mágico frescor en boca, el recuerdo de platos especiados y la delicada fragancia de una tarde de lluvia en el campo. No existió acidez, ni el picor propio de los elementos que acompañaban, en esta ocasión, a nuestro chocolate; su presencia fue más bien sutil y su aroma inundaba de recuerdos la memoria gustativa de este interlocutor.

A mi juicio, un bombón de estas características es el punto final de una gran velada, el postre que sorprende y el inicio de una conversación repleta de tonalidades contrastantes; yo lo acompañaría con una copa de cava o una rica champaña para hacer honor a tan maravillosa combinación de sabores.

Si tienen oportunidad, no dejen de probarlo.


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