Para muchos la Cerveza ha sido sinónimo de gordura,
malos hábitos, flojera frente al televisor, refugio de los que ven el deporte
desde las gradas, causante de desatinos y errores… pero a decir verdad, la
Cerveza consumida moderadamente tiene muchos beneficios para la salud de
hombres y mujeres. Incluso algunos médicos y estudiosos de la materia, hablan
de este elixir otorgándole mayores propiedades frente a una copa de vino tinto,
que no puede faltar en la dieta mediterránea. De allí que me puse a investigar
y luego de mucha lectura me he dado cuenta que no deberíamos irnos a la cama
sin tomarnos un pequeño vaso de Cerveza.
Esto es lo que pude averiguar de esta bebida, que
ya los egipcios consumían de forma cotidiana y cuyo proceso de elaboración
figura en unos jeroglíficos encontrados en la tumba de Nefertiti (Neferu Atón Nefertiti)…

Consumir Cerveza luego de realizar deporte tiene
efectos rehidratantes, pues sus elementos antioxidantes ayudan a reducir los
efectos producidos por el ejercicio físico: el calor corporal, la fatiga y los
dolores musculares.

La Cerveza es rica en silicio, mineral que promueve
la densidad ósea y evita la pérdida de hueso y fitoestrógenos naturales, que
podrían estar asociados a la mejora de los síntomas de la menopausia y la
prevención de la osteoporosis.
El alcohol, contenido en la Cerveza, cuando se
consume con moderación eleva los niveles del HDL (lipoproteínas de alta
densidad) conocido comúnmente como colesterol bueno, de allí su efectividad
para prevenir las enfermedades cardíacas.
Estudios han demostrado que el lúpulo, ingrediente
utilizado en la producción de la Cerveza, posee propiedades antioxidantes,
antibacterianas y antiinflamatorias que ayudan a prevenir enfermedades degenerativas
relacionadas con el envejecimiento.
El ácido fólico es un antioxidante presente en la
Cerveza, que contribuye con el correcto desarrollo de los fetos, previniendo algunas
alteraciones asociadas a la gestación. Es por ello que se recomienda el consumo
moderado de cerveza sin alcohol en mujeres embarazadas o en periodo de
lactancia.
Creo que ya hemos hablado suficiente de las
bondades de la Cerveza, por lo que sería bueno darle una aplicación en la
cocina y que mejor que preparando un postre para estas tardes de calor…
8 yemas de huevo
1/2 taza de azúcar
1 taza de cerveza
1 taza de nata para montar
Elaboración:
En un bol, batir las
yemas con el azúcar hasta que estén espumosas, espesas y tomen un color blanquecino.
Luego en una olla, colocar
la nata y la cerveza a fuego lento unos cuatro minutos sin dejar de remover
hasta que espese y sin dejar hervir.
Añadir
lentamente la mezcla de azúcar y yemas sin dejar de remover hasta que la mezcla
tenga una consistencia bien espesa y cremosa. Dejar reposar unos minutos fuera
del fuego. Colocar la mezcla en un Baño María invertido para terminar de
enfriarla. Una vez fría, colocar la mezcla en una sorbetera hasta que tome la
consistencia cremosa de un helado. Luego al congelador unas 4 horas antes de
servir.
Nota: Si no contamos con una sorbetera, introducir
la mezcla en el congelador y removerla cada hora para evitar la cristalización,
repitiendo el proceso unas 4 veces, o las que sean necesarias hasta obtener un
helado cremoso.