11.9.07

Maridaje

Se le llama maridaje al “equilibrio” entre lo que estamos comiendo y la bebida que le sirve como acompañante. Por qué no especifico comida con “vino” simplemente porque la combinación armónica de lo que estemos degustando no está únicamente relacionada con el elixir de Baco, también podemos recurrir a otras bebidas espirituosas, si me permiten llamarlas de esta manera, como lo son: la cerveza, la champaña, la sidra, o cualquier otra. Es oportuno mencionar que en el maridaje no sólo tomamos en consideración el sabor, también intervienen otros elementos como la temperatura, la textura y los aromas propios de los alimentos y de su consorte líquido. Después de todo lo dicho, debo ser honesto con Ustedes y decirles que normalmente encontrarán en mis reportajes mayores combinaciones entre el vino y los alimentos.

De acuerdo con los expertos, el maridaje puede ser de dos tipos:
Por complementación: donde los sabores del vino y los alimentos son similares, consiguiendo que ambos se refuercen y enfaticen sus matices. Por ejemplo: cuando servimos un vino chardonnay con un postres de frutas logramos un maridaje por complementación.

Por contraste: La intensidad de los sabores del vino y la comida es distinta. Un buen contraste permite resaltar uno de los dos o enfrentarlos, si es que ambos tienen mucho carácter. Es el caso de los quesos fuertes como el Roquefort, que necesitan vinos tintos con carácter como los de la Rioja, Burdeos o Borgoña. Es necesario estar atentos al momento de contrastar una combinación, porque un plato fuerte o especiado puede opacar por completo a un vino suave, y un vino con mucho cuerpo anular un alimento muy delicado.

Mi recomendación es probar y probar hasta dar con la fórmula perfecta de cada paladar…

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