Para muchos la Cerveza ha sido sinónimo de gordura,
malos hábitos, flojera frente al televisor, refugio de los que ven el deporte
desde las gradas, causante de desatinos y errores… pero a decir verdad, la
Cerveza consumida moderadamente tiene muchos beneficios para la salud de
hombres y mujeres. Incluso algunos médicos y estudiosos de la materia, hablan
de este elixir otorgándole mayores propiedades frente a una copa de vino tinto,
que no puede faltar en la dieta mediterránea. De allí que me puse a investigar
y luego de mucha lectura me he dado cuenta que no deberíamos irnos a la cama
sin tomarnos un pequeño vaso de Cerveza.
Esto es lo que pude averiguar de esta bebida, que
ya los egipcios consumían de forma cotidiana y cuyo proceso de elaboración
figura en unos jeroglíficos encontrados en la tumba de Nefertiti (Neferu Atón Nefertiti)…
Comencé diciendo que la Cerveza se asocia normalmente
con la gordura y esto no es más que un mito, por ser una bebida de muy bajas
caloría, apenas 45 Kcal. por cada 100 ml, es decir, 90 kcal. por vaso; incluso la
Cerveza sin alcohol aporta sólo 17 kcal. por cada 100 ml. contenido calórico mucho
menor al de un vaso de leche, un jugo de frutas o un refresco. Muy por el contrario,
la Cerveza funciona como un diurético, por ser baja en sodio y rica en potasio.
Es la bebida más ligera después del agua. Por demás está decirles que la Cerveza
sin alcohol es recomendada para las personas que practican algún deporte, y siguen
una dieta claro está, no contiene grasas ni azúcares, pero sí una cantidad
importante de hidratos de carbono, proteínas, vitaminas A, D y E; de allí que
su "consumo con moderación" sea beneficioso para la salud y definitivamente
recomendable para cualquier dieta equilibrada.
Consumir Cerveza luego de realizar deporte tiene
efectos rehidratantes, pues sus elementos antioxidantes ayudan a reducir los
efectos producidos por el ejercicio físico: el calor corporal, la fatiga y los
dolores musculares.
La cerveza contiene más de 30 minerales, en su
mayoría provenientes de la cebada malteada. Un litro de cerveza satisface casi
la mitad de las necesidades diarias de magnesio, un 40% del fósforo y el 20%
del potasio requerido diariamente por una persona adulta. Por ser baja en
calcio y rica en magnesio, previene la formación de cálculos y piedras en las
vías urinarias. Además, es una bebida con un 17% de fibra soluble, lo que
permite a disminuir el estreñimiento y los altos niveles de colesterol en la
sangre
La Cerveza es rica en silicio, mineral que promueve
la densidad ósea y evita la pérdida de hueso y fitoestrógenos naturales, que
podrían estar asociados a la mejora de los síntomas de la menopausia y la
prevención de la osteoporosis.
El alcohol, contenido en la Cerveza, cuando se
consume con moderación eleva los niveles del HDL (lipoproteínas de alta
densidad) conocido comúnmente como colesterol bueno, de allí su efectividad
para prevenir las enfermedades cardíacas.
Estudios han demostrado que el lúpulo, ingrediente
utilizado en la producción de la Cerveza, posee propiedades antioxidantes,
antibacterianas y antiinflamatorias que ayudan a prevenir enfermedades degenerativas
relacionadas con el envejecimiento.
El ácido fólico es un antioxidante presente en la
Cerveza, que contribuye con el correcto desarrollo de los fetos, previniendo algunas
alteraciones asociadas a la gestación. Es por ello que se recomienda el consumo
moderado de cerveza sin alcohol en mujeres embarazadas o en periodo de
lactancia.
Creo que ya hemos hablado suficiente de las
bondades de la Cerveza, por lo que sería bueno darle una aplicación en la
cocina y que mejor que preparando un postre para estas tardes de calor…
Helado de Cerveza
Ingredientes:
8 yemas de huevo
1/2 taza de azúcar
1 taza de cerveza
1 taza de nata para montar
Elaboración:
En un bol, batir las
yemas con el azúcar hasta que estén espumosas, espesas y tomen un color blanquecino.
Luego en una olla, colocar
la nata y la cerveza a fuego lento unos cuatro minutos sin dejar de remover
hasta que espese y sin dejar hervir.
Añadir
lentamente la mezcla de azúcar y yemas sin dejar de remover hasta que la mezcla
tenga una consistencia bien espesa y cremosa. Dejar reposar unos minutos fuera
del fuego. Colocar la mezcla en un Baño María invertido para terminar de
enfriarla. Una vez fría, colocar la mezcla en una sorbetera hasta que tome la
consistencia cremosa de un helado. Luego al congelador unas 4 horas antes de
servir.
Nota: Si no contamos con una sorbetera, introducir
la mezcla en el congelador y removerla cada hora para evitar la cristalización,
repitiendo el proceso unas 4 veces, o las que sean necesarias hasta obtener un
helado cremoso.